FRUTAS A LA FUGA

Todos tenemos una mandarina o una fresa en el interior y quien diga lo contrario es porque la batidora le ha lavado la ilusión.
Debemos fugarnos del congelador de la monotonía, que aunque a gusto y fresquito siempre es igual, monótono y sin sueños a los que aspirar.
Entonces hay que decidir y comprobar que realmente somos unas mandarinas o fresas valientes, abrir la puerta y escapar de las blancas paredes.
Es verdad que hay no nos pudriremos, que no nos aplastaremos o viviremos sin el agobio del calor o los peligros del exterior.
Pero ese sol ilumina los mil y un paisajes que no hay que dejar de ver.
Las mil y una noches que disfrutar en compañía o en el silencio de la soledad, sin que nada parezca ir mal.
Jugar, besar, hablar, cagarla, arreglarla, mirar, oler, tocar, reír, llorar, abrazar...y así un infinito de verbos que dentro de una frigorífico jamás podrás aprender.

Si todo esto no os ha convencido y queréis continuar en la nevera, recordar que antes o después os llevarán a la batidora.....Y LAS FRUTAS DEBEN HUIR DE LA BATIDORA.