Y es que este verano está terminando conmigo, entre que el sol no sale y así no hay melón que coja el punto óptimo de dulzor, y que ultimamente he convertido el frenadol en la bebida oficial del verano, este melón no levanta cabeza.
Es que es verme y dar hasta penita oiga, con tos, moquillo, flemillas y todo eso que traen las malas noches veraniegas, eso si, no se preocupen, esta noche en urgencias ya me dijeron que no iba a ser la frutita encargada de expandir pandemia alguna, pero que aún así que me duraría unos días más, que más me valía esconderme de la batidora, que no iba a tener yo fuerzas de correr delante suyo.
Así que aquí sigo, potxo potxo, y sin más mimos que los que yo mismo me doy, lo dicho el otro día, asco de verano....
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